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  Prólogo 

Adolfo Cartujo Gonzalez

El primer recuerdo que tengo sobre "fútbol" le pertenece a mi padre. Aún conservo, tal y como él me enseño a completar, el precioso libro – álbum que una conocida marca de yogures editó con motivo del Mundial de España82. Por supuesto también es el primer contacto con un libro que alcanzo a recordar.

De lo que no me acuerdo es de cómo aprendí a leer, ni tampoco de como aprendí a jugar. Supongo que como Perogrullo, a leer aprendí leyendo y a jugar jugando. Sin embargo estoy completamente seguro de que el futbol me incitó a leer y que la lectura me provocaba unas ganas irrefrenables de bajar a jugar a la plazuela.

 

Si tuviera que asociar a mi amigo Dani con una palabra, esa palabra sería mesura. Una persona mesurada es alguien “proporcionado, arreglado de tal modo que nada le sobra ni le falta”. En nuestra amistad y nuestro trabajo dentro del Fútbol, siempre ha sido él, el único capaz de hacer fácil lo difícil. Y una vez releído este libro, lo vuelvo a comprobar.

 

En ocasiones el carácter popular del futbol abre la posibilidad de transformarlo en una pseudociencia mediante el uso de un lenguaje complejo e impostado que diera a entender que solo algunos son poseedores de los secretos del juego. Nada más lejos de la realidad.

 

Tener una idea es relativamente fácil o difícil, sin embargo lo que consigue Dani con este libro es convertir esa idea en algo realizable, entendible y por tanto enseñable, y eso me parece un regate de esos que hace Iniesta sin necesidad de tocar el balón. Bello por eficaz, simple y carente de adornos pero a la vez tan contundente como para quebrar cualquier cintura.

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