Como la mayoría de los niños y jóvenes de este país me pasé mi infancia detrás de un balón de fútbol. Eso me hizo muy feliz, no voy a negarlo, y es lo más importante. Ojalá tú lo seas también cuando practicas este deporte. No obstante, ahora pienso que si por aquel entonces algún entrenador me hubiera dado algún consejo de los que se exponen en este libro lo habría sido aún más. Habría sido mejor futbolista, y ¿a quién no le gusta ser mejor en el deporte que practica? Simplemente habría valido con hacerme pensar un poco más sobre el terreno de juego y no funcionar únicamente por instinto, corriendo detrás de un balón. La gran mayoría de jóvenes futbolistas (y me incluyo yo cuando era un niño o adolescente) no tienen un talento exquisito innato para el fútbol. Podemos decir que muestran un nivel medio. Como se suele decir en este país, del montón. Por ello, de haber mejorado mis cualidades futbolísticas habría sido un poco más feliz, simplemente por el hecho de dominar más el deporte que me apasionaba.

 

Hoy, que soy entrenador y he entrenado a diversos equipos en distintas categorías de fútbol base, me doy cuenta que con unos pocos consejos se puede mejorar mucho a nuestros jóvenes futbolistas. No pretendo descubrir nada, pero sí ahondar en todo aquello que se sabe para agruparlo y ordenarlo, haciendo de este libro una guía para remover el pensamiento del futbolista, sea de la edad que sea.

 

El fútbol moderno, cada día demanda jugadores más inteligentes, y eso también se entrena y no sólo con entrenamientos en el campo, sino desde el mundo de las ideas y los conceptos.

 

Volviendo a mi juventud, me habría gustado que algún entrenador hubiera removido mi pensamiento futbolístico, convenciéndome razonadamente de que determinadas conductas mejorarían mi fútbol. De haber sido así, y como cualquier persona que cree en algo, habría tratado de poner en práctica esos “nuevos comportamientos”. Evidentemente, no habría sido fácil. Cambiar nunca lo es. Pero a base de repetir y repetir, estoy convencido de que habría convertido esos “nuevos comportamientos” en hábitos, en respuestas instintivas, como aquel que conduce un coche, escribe a máquina, reza un padre nuestro, o teclea en el móvil. Todo fluye. Dicen los ingleses “Practice makes perfect”, la práctica hace la perfección. Eso sí, todo nace en incidir sobre los comportamientos. Seguramente no habría llegado a ser futbolista de élite, pero no me cabe ninguna duda, desde mi experiencia actual, que habría disfrutado aún más del fútbol y habría sido mejor jugador. Hoy entiendo mejor el fútbol que cuando era joven. Hoy si juego un partidillo junto a mis amigos, soy mejor de lo que era antes, aún estando peor físicamente, ya que sé más sobre el deporte con el que he estado vinculado toda mi vida.

 

Este libro pretende ser un atajo para acelerar el conocimiento de todo aquel futbolista que se atreva a leerlo. Le ayudará a reflexionar sobre el juego y a pensar cómo puede ayudarse a sí mismo para ser mejor jugador. Espero que lo disfrutes.